Inserción a solicitud de Javier Navarrete Rojas.
Patricio Lobos Flores
En estos tiempos en que vivimos nos hemos olvidado un poco
de los valores del ser humano, primando el egoísmo, la ambición
por lo personal, dejando de lado la amistad, el compañerismo,
y la solidaridad. Y es por ello que hemos buscado un pensionado
de la Contraloría General, que no haya pasado desapercibido y
que en el correr de los años tengamos huellas y testimonios de su
vida y nos encontramos con la figura del gran Patricio Lobos Flores,
el que partió a un mundo mejor hace dos años, un día 18 de febrero
del año 2017.
A dos años de la partida de un gran samaritano llamado Patricio Lobos Flores.
Nos queda en la mente su gran vocación de un servidor publico y un valioso integrante de la familia contralora, hombre de bien, integro, valiente defensor de su familia, compañeros, amigos y de la persona humana en general, siempre preocupado de la dignidad del mas débil sin importar colores políticos, religiosos o deportivos siempre dando ánimo y esperanzas al decaído, al agotado por enfermedades, o por el peso de los años, o por las inclemencias de los tiempos vividos.
Se podrá recordar de variadas formas.
Para algunos fue como un padre, para otros un gran amigo y excelente consejero al estilo de Patricio Lobos, siempre preocupado del prójimo, que vivieran felices, contentos, alegres y que supieran enfrentar los avatares de la vida con mucho optimismo y fe en un mejor mañana, sonriendo decía contento señor contento.
Los niños de ayer y jóvenes de hoy lo tendrán en sus mentes como el tío Pato, el tío con el que disfrutaron lindas alegres y felices vacaciones por semanas en los lugares más bellos y hermosos del sur de Chile, viajes que organizaba con mucho entusiasmo y con un gran derroche de amor por sus compañeros, para unirlos y compartir en familia donde se encontraban abuelos, padres, hijos, y nietos esto les permitía un provechoso descanso para enfrentar con una buena disposición el nuevo año laboral.
Otros lo recordaran en las oficinas y pasillos de la Contraloría, con su tono de voz inconfundible, con la talla y el chiste a flor de labios, donde muchos dejaban sus penas y preocupaciones por algunos minutos haciendo comentarios de los dichos de Patricio.
También están los que jamás lo olvidaran porque en los momentos más tristes, de desolación, de enfermedades y muchas veces por no tener alimento básico para sus seres queridos, ahí aparecía la figura del buen samaritano, organizando rifas, bingos, listas entre amigos para ir en ayuda del compañero angustiado.
Yo lo recordare como un seguidor y como un gran discípulo del Cardenal Silva Henríquez, el hombre que quiso servir a todos, y en forma muy especial al más pobre, a los humildes, a los que sufren, a sus compañeros sin voz, trabajó con la esperanza que sus compañeros vencieran el egoísmo y perdurara la amistad y surgiera la solidaridad, preocupado de los derechos de la persona humana, como el derecho que tiene el hombre a la vida, a la integridad física y moral el derecho al alimento, a la salud, a la vivienda y al pan de cada día. Preocupado de los niños y de los jóvenes para que no fueran por mal camino y para ellos organizaba encuentros deportivos y escuela de verano.
Este fue el caminar por este mundo de un hombre cristiano que por su forma de actuar en la vida supo evangelizar y entregar amor al prójimo, este fue el apasionado y excelente dirigente, brillante deportista y ante todo el gran amigo, ese amigo desinteresado que deja un gran vacío.
Y como dice el poeta:
Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un rio.
Amigo Patricio, (QEPD) te cuento que un grupo de pensionados, colegas y compañeros tuyo hemos podido disfrutar momentos de esparcimiento y camaradería y de mucha amistad, gracias a tu obra que dejaste en el estadio contralor.
Foto de Oscar Arévalo B.
Esperamos que otros te imiten.
Donde quieras que te encuentres te recordamos con mucho cariño y gran aprecio, viejo amigo.
Javier
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